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Aseo de los gatos: el mantenimiento del pelaje

Por :Gabriela Pérez 0 comentarios
Aseo de los gatos: el mantenimiento del pelaje

Una buena manera de controlar que no haya problemas en el pelo, la piel, los ojos y los oídos es acostumbrar a tu gato a recibir un cepillado periódico, por lo menos una vez por semana. Mientras le pasas la carda o el cepillo, además de mantener la higiene del gato, puedes revisar si tiene alguna herida, bulto, parásitos externos, las uñas demasiado largas o alguna zona dolorida. En los animales ancianos muchas veces los primeros signos de artrosis de columna son la resistencia al cepillado en la zona dolorida.

En la época de muda se recomienda un cepillado diario para eliminar todos los pelos muertos que quedan enredados en el pelaje y para evitar que caigan en los muebles de la casa.

Para una correcta higiene de los gatos de pelo largo el cepillado es una necesidad a la que hay que acostumbrarlo desde pequeño. Para ello comienza con sesiones cortas, como si jugaras y nunca dejes que le duela, pues no te dejará volver a intentar. Si no lo haces se le formarán nudos que son casi imposibles de deshacer y tendrás que recortarlos con tijeras. También es conveniente recortar los pelos de alrededor del ano para evitar que se le adhieran heces o piedritas de la bandeja sanitaria.

Si tienes un gato de exposición también debes habituarlo a los baños frecuentes. Báñalo en un lugar con calefacción si hace falta para que no tome frío. Comienza por mojarlo completamente, evitando los ojos y oídos, con mucha delicadeza para que no se asuste.

En la higiene de los gatos también es importante usar un shampoo especial para gatos; no uses uno para personas pues el pH es diferente y además se puede intoxicar al lamerse después del baño. Frota bien todo el cuerpo, sobre todo en la cola, las patas y el vientre. Después lo enjuagas con un duchador y repites el procedimiento si fuera necesario. Tras aclarar cuidadosamente al gato lo envuelves con una toalla y lo frotas para eliminar el exceso de agua. Sécale los oídos (solo el exterior) con un trozo de algodón. Puedes intentar secarlo con el secador de aire caliente, pero muchos gatos no lo toleran.

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